martes, 10 de diciembre de 2013

¡Felices Fiestas!

Hola, mis pequeñas aliens. Bueno, sí...para su desgracia, no comentaron y ya no subiré capítulo hasta Febrero...hahaha no, no fue su culpa, es que yo soy muy perezosa. A ver, me iré a mi casa para las vacaciones decembrinas y no tendré internet u_u entonces me es imposible subirles, o quizá no...ya veremos.

Primero que nada, les deseo a todas y cada una de ustedes un muy feliz año nuevo y una muy feliz navidad. Ojalá y el 2014 nos traiga mejores cosas, a mi, en lo personal, el 2013 me dejo muchísimas experiencias, siento que soy más sabia a lo que era hace un año, espero poder aplicar lo aprendido en el año que viene. Gracias a todas por su apoyo, en momentos de crisis, como mi sonada crisis amorosa, algunas de ustedes lo supieron...y con los nervios por los resultados acerca del examen de admisión para la Universidad, me alegra decirles que me ha ido muy bien en este 1er semestre y que la carrera me fascina, estoy contenta de haber optado por estudiar Psicología. Y bueno...no sé que más decirles, ojalá y que este año este lleno de amor, música, literatura y más, les prometo que trataré de darles mucho más de Lily, es enserio, tengo grandes planes para ella. Gracias a todas, Debbie, Larissa, Sabi, Valentina...no sé quiénes más, enserio, las quiero mucho y de nuevo, gracias por leer esta cosa.

¡Nos vemos el año que viene! 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 26: Antes de la tormenta


-¿Ahora si me puedes decir que ha sucedido? –preguntó Stuart esa misma tarde, después de soportar verme sollozando por una hora.


-Le dije a Patrick lo que sentía por él –dije un poco más tranquila.


-Bien… ¿y que sucedió? –preguntó Stu sin inmutarse-


-Nada, lo que tenía que suceder…me ha rechazado –dije sin más.


-Bueno, eso prueba una teoría –dijo Stu


-¿Cuál? –pregunté


-Que el tipo es un gran idiota-dijo


-reí sin ganas- Si, quizás…


-Venga, no te sientas mal por eso ¿sí? Es mejor que ignores lo que te dijo el estúpido y continuar como si no hubiera pasado nada –dijo


-Bueno, no creo que sea tan fácil –dije con cierta ironía.


-No, no lo será, pero puedes hacer eso o tumbarte al llanto durante muchos meses…¿Qué es lo que prefieres? –preguntó mientras encendía un cigarrillo.


-Yo, por ahora, solo quiero dormir-dije con humor.


-río- Supongo que es comprensible


-¿Stu? –pregunté


-Dime-


-Perdóname por lo que dije aquella noche –dije con sincero arrepentimiento en mi voz


-No te preocupes, está olvidado –dijo


-No, en verdad, lo siento mucho –dije


-Tranquila, en verdad, está olvidado –dijo y esbozó una sonrisa.


-Te quiero mucho, Stu –dije


-Y yo a ti, Lily, y yo a ti-dijo aún con la misma sonrisa.


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-¿A dónde te vas de vacaciones? – le pregunté a Grace cuando llegó a mi casa con esa noticia.


-¡A Nueva York! –dijo con gran emoción.


-Vaya, me alegro mucho –dije sonriendo.


-He esperado esto todo el año, Lily…Nueva York es precioso, a ti te encantaría.


-reí- Quizás alguna vez tenga la oportunidad de ir


-Espero que sí


-¿Cuánto tiempo te vas?


-Todas las vacaciones, regresaré como una semana o días antes de que comiencen las clases de nuevo


-Bueno, eres una suertuda, espero que te vaya muy bien


-Escucha…¿No te gustaría ir? Si yo le digo a mis padres, es seguro que aceptaran que vengas y…-la detuve-


-Nada en este mundo me gustaría más, Grace, pero tomaré un curso de verano –dije


-No me jodas ¿Reprobaste una materia?


-reí- No, adelantaré una materia


-¿Cuál?


-Filosofía II


-¿Debo de adivinar quién la impartirá?


-reí- El hombre que ha ganado tu devoción, Roberts


-Mierda, ¿ya no hay esperanza de que se vaya?


-reí- Tan siquiera este semestre, no.


-Bueno, entonces, supongo que suerte con él


-Gracias


-Y no pienses mucho en el idiota de Patrick –dijo con desdén, cuándo le dije lo que había pasado con él, le declaró su odio infinito.


-reí- Trataré


-Nos vemos, Lily, cuídate mucho


-Igualmente, Grace –dije despidiéndola.


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-Buenas tardes, jóvenes. Soy el profesor Jonathan Roberts y les impartiré la materia de Filosofía II. Quizá ya haya algunos que me conozcan –dijo mientras miraba discretamente a mi dirección - y los que no…bueno, ahora lo hacen.


Roberts iba igual que siempre, atractivo, hijo de puta…lo normal. En la clase solo habíamos quince personas, yo era la única de mi grupo que había decidido tomar el curso, así que pensé que se haría todo un poco más fácil.


Roberts comenzó explicando lo que veríamos en aquel curso y demás cosas, su clase jamás fue tediosa, y eso, se mantenía.


-Me alegra verla por aquí, Señorita Arden –dijo al finalizar la clase.


-¿Pensó que no vendría?-pregunté


-Uno nunca sabe…-dijo con un indicio de sonrisa.


-En esto tiene razón –dije y así, se marchó.


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En el camino de regreso a la casa, me sentí sola de una manera inusual, quizás era por el hecho de que siempre me acompañaba Grace.


-Pero miren quién está por aquí –escuche de la voz que menos quería oír.


-¡Y miren quién está aquí! El estúpido más grande de todo Occidente.


-¿Viste que ocasionaste, Arden? Ahora por tu culpa Patrick se marchó.


-Fue por tu culpa, lo tenías harto con tanta estupidez tuya, John –dije sin dejar de caminar, lo mejor sería evitarlo


-Aún me debes una golpiza ¿recuerdas? –dijo Lennon acercándose provocativamente.


-Cuando quieras, John, pero hoy no…-dije sonriendo sutilmente y alejándome


-¡Eres una cobarde! –gritó desde lejos


-¡Que te den! –le respondí y seguí mi camino.


Aunque había tratado de que sus palabras no me afectaran, que no causaran ningún eco en mí…el muy hijo de puta, lo había logrado…había traído el recuerdo de Patrick a mi memoria y una vez más, sentía una fuerte opresión en el pecho…


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Estaba en mi casa, apenas recuperándome de los comentarios de Lennon, cuando escuche que alguien llamaba a la puerta.


-¿Sí? –dije abriendo y encontrándome con Mimi Smith.


-Hola, Lillian, buenas tardes.


-Buenas tardes, Señora Smith…pase, por favor –dije


-Gracias –dijo, haciendo caso.


-¿En que la puedo ayudar?-dije, mientras la guiaba a que se sentase.


-Solo quería ver cómo te encontrabas –dijo con sinceridad.


-Oh, muchas gracias por su preocupación pero me encuentro bien –dije con una sonrisa.


-Bueno, me alegro mucho por eso –dijo


-¿Algo más? –dije después de un rato, interrumpiendo el silencio que se había hecho.


-Déjame ver…-comenzó a recordar- Ah, sí…¿Sabes quién es la señora Williams?


-Creo que…no –dije


-Bueno, ella y su esposo, el Señor Williams tienen una pastelería que está muy cerca de la Universidad a la que asistes.


-¡Ah! Sí, sí sé cuál es, nunca he ido pero he escuchado mucho de ella, ¿Qué hay con los dueños?


-Bueno, Jane me ha pedido ayuda porque ella y su esposo ya no se dan abasto con todos los clientes que tienen y necesitan una mesera…Jane me ha pedido que le recomiende a alguien y he pensado en ti…sería solo durante en las vacaciones, si quieres, claro y si no tienes nada que hacer.


-Bueno…suena tentador, Señora Smith pero ahora estoy tomando un curso de verano, estoy adelantando una materia –dije


-Oh, ya veo…¿La tomas en la tarde? –negué con la cabeza – bueno, el trabajo es en la tarde, me parece que de dos a cinco de la tarde, cuando la tienda cierra.


-¿En verdad? –Asintió – bueno, si fuera así…sería algo muy viable.


-Mañana puedes ir a hablar con Jane, dile que vas de mi parte, si te agrada todo, toma el trabajo y si no, sencillamente, lo rechazas.


-Supongo que es muy razonable…gracias, Señora Smith –dije sonriendo


-De nada –dijo con una media sonrisa, creo que era algo casi imposible pedirle a Elizabeth Smith que sonriera abiertamente.


La idea del trabajo me había parecido una muy buena opción para despejar mi mente de todo lo sucedido y lo que estaba sucediendo, además…parecía algo para tener mayor libertad económica.


Al día siguiente, después de terminadas las clases, decidí ir a ver aquél trabajo.

Llegue a la pastelería Williams Dessert, un local que a simple vista se podía observar su carácter hogareño, sin pretensiones, era un local con diseño de cabaña, en los colores verde bosque y rojo ladrillo, habían varias mesas afuera y una cantidad notoria de gente sentados en ella. Aquella pastelería era famosa por sus pasteles de diferentes sabores, cambiaban todos los días de la semana, el más famoso y querido por todo Liverpool, era el de queso, receta antigua de la familia Williams.

Sin más, entré al mostrador, en donde se encontraban todos los pasteles y demás postres. Adentro me pude encontrar con dos adorables señores mayores, me imagine que serían el Señor y la Señora Williams.


-Buenas tardes ¿Qué desea? –dijo con voz amable el señor.


-Buenas tardes, mi nombre es Lillian Arden, vengo por recomendación de la Señora Mimi Smith, por el asunto del trabajo.


-¡Por supuesto! –dijo la señora –Mimi dijo que vendrías, ven, pasa –dijo con evidente entusiasmo.


-¿Tú eres la sobrina de Anna Miller? –preguntó el Señor Williams-


-Sí, así es –dije con una media sonrisa al recordar que todo Liverpool conocía a Anna-


-Lamento mucho lo de su muerte…era una mujer adorable –agregó


-Sí, por supuesto que lo era –dije


-Bueno, bueno…no hablemos de cosas tristes –interrumpió la señora Williams- Yo soy Jane Williams y este es mi esposo, Tom.


-Mucho gusto –dije sonriendo-


-Verás, Lillian…¿puedo llamarte Lily? –asentí- Bueno, Lily, como de seguro te habrá comentado Mimi, necesitamos una chica que nos ayude a atender el negocio, en el verano, las ventas aumentan considerablemente y bueno…ya no somos tan jóvenes como para correr de aquí a allá –río fuertemente la Señora Williams –


-El horario sería de dos de la tarde a las cinco, que es cuando cerramos, y cuando hay más clientela, los Sábados serían tu día libre y el Domingo el horario sería de once de la mañana hasta las dos de la tarde, ganarías semanalmente…el trabajo no es muy matado, solo es tomar pedidos y llevarlos –sonrío el Señor Williams – ¿Qué te parece?


-sonreí- Me parece bien – Los señores Williams eran una pareja ya entrada en años, el señor Williams tenía ese aspecto típico de los abuelitos, con cabello cano y unas mejillas regordetas, su voz derramaba dulzura junto con la de su esposa, la señora Williams, quién era alta, delgada e igualmente con cabello cano, con una silueta, igualmente, típica de los abuelitos. No conocía bien a los señores, pero ya me caían muy bien.


-¿Estudias, querida? –preguntó la señora Williams, sacándome de mis pensamientos –


-Sí, señora, estudio Psicología en la Universidad de Liverpool, muy cerca de aquí, justo ahora estoy tomando un curso de verano, adelantando una materia –dije sonriendo –


-Oh, vaya, que bien –agregó el Señor Williams - ¿Segura que no tendrás ningún problema con el horario?


-No, señor, mis clases terminan a la una, máximo a las dos, quizás tenga que venir corriendo, pero me aseguraré de llegar a tiempo.


-¡Muy bien, entonces! –dijo el Señor Williams.


-Bueno, sin más que decir, estás contratada –dijo la Señora Williams con una sonrisa.


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-¿Así que ya tienes trabajo? –preguntó Stu.


-Así es, un trabajo tan fino como el ser mesera –dije riendo.


-Bueno, trabajo es trabajo ¿Cuándo comenzarás? –preguntó-


-La próxima semana, parece algo bueno para distraerme, en realidad, en las tardes no hago mucho.


-Sí, supongo… ¿Quieres ver mi nueva pintura? –dijo Stu, y por supuesto que tuve que decirle que sí ¿Cómo decirle que no, si cada vez que hablaba de sus pinturas se le iluminaban los ojos como pocas veces?

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-Según la teoría de Nietzsche, tendrán que definirme desde su perspectiva el concepto de Superhombre, “Dios ha muerto” y el Nihilismo. –dijo Roberts en la mitad de la segunda semana del curso de verano, hasta ahora habíamos visto a los filósofos más importantes, desde los filósofos presocráticos hasta los de la Posmodernidad, ahora mismo estábamos viendo a Friedrich Nietzsche, por el cuál Roberts tenía gran devoción. Es enserio, si el tipo viviera, Roberts no hubiera dudado en casarse con él –Tendrán que entregármelo para la próxima clase…es decir, mañana –agregó con un indicio de sonrisa, porque Roberts nunca sonreía abiertamente, solo había ciertos indicios de sonrisa, burlona…hasta cierto punto, cruel. La única vez que lo había visto sonreír abiertamente había sido cuando me encontró en el estacionamiento de la escuela, hace ya unas semanas, pero bien él había dicho que en ese momento no era mi profesor.
Salí de la clase de Roberts y fui directo a Williams Dessert, llevaba tres días trabajando y poco a poco podía entender el sistema en el cuál se basaban para atender a los clientes, lo peor era cuando llevaban niños y exigían que sus pastelillos llegaran lo más rápido posible, sin entender que era por turnos…el menú de la pastelería igualmente era demasiado extenso y cada día habían un “pastel del día”, estaba trabajando en aprendérmelo, aunque debo de decir que cada uno guardaba similitud  con los otros, por eso me confundía, aunque estaba segura que el del Viernes, era el famoso pastel de queso. La pastelería igual tenía sus clientes frecuentes, para el tercer día ya me sabía los nombres y caras de la mayoría de ellos, habían dos parejas: El señor y la señora Parker, unos señores de edad mayor que eran íntimos amigos de los Williams, sus hijos estaban todos casados y el señor Parker estaba retirado, por lo que tenían mucho tiempo libre y pasaban mucho de ese tiempo, en la pastelería. La otra pareja eran unos chicos, Michael Woods y una chica llamada Clarissa, quiénes eran novios y les gustaba ir para allá antes de ir a un parque y besuquearse durante horas. Los demás eran familias, jóvenes, señoras y señores, y uno que otro veinteañero que se dejaba ver por allí.


-¡Hola, Lily! –dijo la señora Williams.


-Buenas tardes, señora Williams –dije con una sonrisa mientras me ponía el delantal – si bien, no era necesario llevarlo, me resultaba más fácil así anotar los pedidos y dar cambio, gracias a sus prácticas bolsas - ¿Hay mucho trabajo?


-El normal, aunque debo de decirte que el Pastelillo de Fresa es uno de los favoritos, entonces, quizás, hoy estés un poco más ocupada de lo normal. –dijo


-Oh bueno, creo que me las sabré arreglar –añadí con humor.



Me gustaba mucho el trabajo en la pastelería, me resultaba fácil, no muy tedioso y además, la señora Williams siempre me daba un pedazo del pastel que yo quisiera al final del día, y yo amaba el pastel, entonces…todo estaba más que bien.


Pero como suele pasar en la vida, antes de la tormenta y después de ella, hay una calma demasiado grande y sospechosa, esta era mi calma.

Mi tormenta aún estaba por venir.
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Miren, lo importante es que tenemos salud, hahaha si me comentan mucho este capítulo, les prometo que subo otro en la noche. ¡ES ENSERIO! o se quedaran con las ganas de saber que pasa, hasta el año que viene (enserio, no subiré hasta que regrese a clases de nuevo!)