viernes, 27 de septiembre de 2013

Capítulo 25: Cambios

Esa misma noche, regresamos hasta mi casa, yo siempre había odiado el alcohol por los antecedentes mi padre y ¡Mírenme ahora! Lillian Arden, casi ebria, y con comportamientos agresivos, también parecidos a los de mi padre. Mi madre y mi tía no estarían contentas con todo esto, pero ellas no estaban aquí…

Pero había alguien que si estaba aquí y estaba igual de enojado de lo que hubiera estado cualquiera de ellas dos.

-Ya te puedes ir, Grace, estoy bien –dije sentándome de mala gana –Perdóname por haberte hecho presenciar esa escena –dije con sincero arrepentimiento.

-río- ¿Bromeas? Fue lo más genial de toda la noche, me alegra que le hayas dicho todas esas cosas a Lennon, se las merecía, solo tenía miedo de que te fuera a hacer algo –dijo sinceramente, recibiendo una gran mirada reprobatoria de Stuart.

-reí- No te preocupes, a los tipos como John les encanta hablar y hablar y soltar miles de amenazas pero es en menor medida lo que hacen –dije

-Solo da gracias de que hoy no te haya demostrado lo que puede hacer, Lillian –dijo Stu –

-Bueno, yo ya me voy, tienes razón, Lily, ya es tarde –dijo despidiéndose de ambos y marchándose hacía su casa…ahora que lo pensaba ¿Qué excusa habrá dado para poder salir y llegar tarde? Generalmente sus padres no la dejaban salir de noche y regresar tan tarde.

-¿Estás contenta? –dijo Stu a forma de reproche, mierda…sabía que terminaría lamentando todo esto.

-¿Contenta? ¿Debería de estarlo? –pregunté.

-Llevaste al tipo hasta su límite, Lillian –dijo con tono más duro de lo que me habría gustado.

-¿Y? ¿Qué problema hay con eso? –dije

-Lillian, déjate de estupideces, tú no sabes de lo que es capaz John, solamente agradezco que yo haya estado allí para poder detener lo que sea que te hubiera querido hacer.

-Stuart, estás exagerando –dije

-¡A la mierda! ¡Yo no estoy exagerando nada, Lillian! ¿Sabes en que peligro te pusiste? ¿Sabes que hubiera sido capaz de hacerte? ¡Tú no lo sabes! Pero yo sí y no quiero ni imaginármelo –dijo Stu, mierda, en verdad, estaba enojado.

-No sé porque reaccionas así –dije con tono sereno, no me gustaba la idea de que Stu me gritara, era una sensación horrible.

-¡Tienes que dejarte de este puto juego! ¡Los dos! Así como tú ya te has hartado de él y él de ti, yo ya me he hartado de los dos, no sé qué están tratando de conseguir con esto, si se quieren matar el uno al otro, háganlo y ya, pero dejen de involucrarme en sus cosas y dejen de hacer escenas públicas, solo se ponen en ridículo los dos –dijo Stu encaminándose hacía la salida.

-¡No necesito tu protección, Stu! Si es lo que tanto te molesta ¡Nadie te está pidiendo que me protejas, eso es algo que tú mismo te has adjudicado, no yo! –era el alcohol hablando de nuevo y un poco de rabia mía.

-¿Sabes qué? Tienes razón, es todo culpa mía, discúlpame –dijo sin más y así, desapareció de mi vista.

La había cagado enserio esta vez.

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Esa misma noche, al irme a dormir, solo conseguía dar una y mil vueltas en mi cama, no lograba concebir el sueño, tenía muchas cosas en la cabeza. Mi cumpleaños, el primero que pasaba sin mi mamá y sin Anna, la pelea con Lennon, la discusión con Stuart…las confesiones de Harrison…a Patrick le gustaba Iris…ya estaba más que confirmado.

¿Podía culpar a Patrick de que le gustara Iris y no yo? Iris era una chica más o menos de mi estatura, con ojos café, con cabello negro largo, muy brilloso, era encantadora en su personalidad, amorosa y cariñosa, no temía demostrarlo, siempre tenía una palabra de aliento para quien lo necesitara, se preocupaba por todos, joder, era casi una santa, con amor para todos y llena de buenos deseos, siempre estaba dispuesta a ver el lado amable de todo. Era algo admirable de cierta forma pero igualmente, su personalidad la hacía ilusa, hasta cierto punto tonta y siempre queriendo quedar bien con los demás, a veces dejando que la pisotearan con tal de no hacerle mal al prójimo, siendo inocente y sin saber defenderse…pobre chica, en algún momento tendría que ver lo duro de la vida y ver que ese “lado amable” era visto por tontos, generalmente, ilusos optimistas.

Pero ¿Patrick se había fijado en todo lo malo que yo ya he dicho de aquella chica? Lo dudo, se habrá fijado en lo bonita que es, lo cariñosa que puede ser y lo divertida que puede llegar a ser, siempre usaba vestidos con estampados de flores y con listones en su cabello, su color favorito era el rosa.

Yo era en muchas cosas, lo contrario a Iris, era fría, cortante, orgullosa, egocéntrica, no me interesaba mucho por los demás, no siempre veía el lado amable de las cosas, tenía un cabello horrible y para nada brilloso, usaba gafas y odiaba los vestidos, no usaba listones en mis peinados, si es que me peinaba, no dejaba que me pisotearan, ni tampoco era inocente e ilusa…era demasiado diferente a Iris, yo era fea…¿Ella era todo lo que Patrick estaba buscando? Yo nunca había sentido la necesidad de cambiar por nadie, tampoco había sentido aquella sensación de que yo no era suficiente, pero también tenía que ser realista, ¿Qué podía yo darle a Patrick? Más bien ¿Qué podía darle yo a cualquier persona? No era nada amorosa, no era cariñosa, solía ser cruel y utilizaba el sarcasmo y la ironía de forma habitual, era grosera y un total y completo desastre… No podía darle nada bueno ni a Patrick ni a nadie.

¿Podía culparlo entonces? No realmente.

Pero lo curioso del asunto, es que sabía que si yo podía llegar a amar a alguien y ese alguien podía llegar a amarme a mí, sería algo magnifico, sería diferente a como soy, no sería como con todos, porque esa persona no sería todos, sería único en toda la extensión, podría escribirle poemas o dedicárselos, yo podría ser la persona más cariñosa del mundo, pero siempre tenían que darme tiempo…era curioso, a pesar del total desastre que era, que soy…que seré, de lo jodida que podía estar, yo realmente creía que podría hacer feliz, verdaderamente feliz a Patrick y a cualquiera.

Pero eso realmente ahora ya no importaba, Patrick se había fijado en Iris y no en mí.

Y con ese pensamiento, se soltaron las lágrimas, lágrimas amargas. La primera vez que lloraba por alguien, pero no la última.

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Al día siguiente, experimenté una resaca horrible.

-¿Cómo estás? –Preguntó Grace cuando caminábamos rumbo a la Universidad-

-¿Tú cómo crees? –pregunté con humor.

-río- Bueno, eso es indicio de que no debes de volver a beber tanto.

-reí-Sí, supongo…¿Grace?

-Dime

-¿Qué excusa diste para ir ayer conmigo y Stu? –pregunté, recordando lo de ayer-

-río-Solo tuve que decir que iría contigo a celebrar tu cumpleaños, por cierto, mis padres te mandan sus mejores deseos.

-Gracias –sonreí-

-Hablando de Stu ¿en dónde está?-preguntó-

-En sus clases…-dije, mierda, realmente se había enfadado –Creo que es posible que este enfadado conmigo, bueno, creo que enfadado, es poco.

-Ya veo –dijo Grace con mirada preocupada.

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Ese día, volví a ver lo que había visto días anteriores, Patrick estando muy cerca de Iris, buscándola a todo momento y siendo lindo y atento con ella. Ahora ya no me causaba rabia, ahora solo me causaba tristeza y me lastimaba cada vez más.

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Pasaron los días…algunas semanas, no había rastro de Stu, no había querido ir a buscarlo, debía de darle su tiempo, aún estaba muy enojado por todo lo que le dije y no lo culpaba, le dije muchas cosas feas que no sentía, yo agradecía que se preocupara por mí, pero fue cuando él dijo que era algo así como su “obligación”, que realmente todo ese vómito verbal salió de mi sin más.

Mis tardes ahora eran más solitarias, solo Grace que de vez en cuando venía a hacerme un poco de compañía, pero ella tenía encima suficiente mierda, con las peleas de sus padres acerca de su educación y esas cosas…

No había visto a Lennon desde aquella noche y agradecía por ello…no quería lidiar con él.

Finalmente, llegamos a los días finales de Mayo, es decir, final de semestre, a partir de Junio y hasta Agosto, habrían cursos de verano –eran cursos para aquellos que quisieran adelantar materias o bien, personas que habían reprobado alguna, podían tomar los cursos y evitar atrasar su titulación profesional – Entonces decidí que tenía que sacarme esto que tenía dentro.

-¿Qué vas a hacer qué?-preguntó Grace con gran sorpresa.

-Como lo oyes –dije

-¿Por qué? –preguntó

-Porque ya no quiero seguir con esto, después de que se lo diga, podré olvidarme de toda esta mierda –dije finalmente, era una decisión que había tomado con mucho cuidado, con mucha meditación y de la que quizá, no sacaría nada bueno, pero se debía de hacer.

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Era un treintaiuno de Mayo de 1959, era un día nublado, con mucho viento, último día del semestre. Último día para muchas cosas.

-Tengan unas felices vacaciones –dijo Greensmore al final de las clases. Entonces, busqué a la persona que necesitaba ver con la mirada, allí estaba, junto a Iris, diciéndole algo que la había hecho sonreír, bien, me tenía que armar de valor…

-Patrick-dije llegando hasta él e Iris.

-Lillian-dijo Patrick en cuanto me vio - ¿Te puedo ayudar en algo?

-¿Podríamos hablar? –pregunte

-Ah...-dudó-

-Yo iré con Victoria, hasta luego, Lily –dijo Iris con una gran sonrisa-

-Sí…porque no –dijo Patrick

-Pero aquí no, vayamos afuera –dije

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-¿Y bien? ¿De qué quieres que hablemos? –preguntó Patrick impaciente. Estábamos en una de las bancas que había en la Universidad, cerca del estacionamiento de los profesores.

-Bueno, solo quería decirte algo, antes de que saliéramos de vacaciones…yo…-no sabía cómo empezar- Primero que nada, lamento los desplantes que te llegue a hacer, estuvieron mal…y segundo, solo quería decirte…sin esperar nada, ni pretender nada…esperando que lo que sea que hay o hubo entre tú y yo, no se estropeé…que…a pesar de las apariencias…tú…me agradas…me…gustas –dije finalmente, vaya, jamás lo había dicho a nadie-

Por unos segundos, el rostro de James Patrick tenía una total expresión de sorpresa, parecía que no sabía que decir.

-Eso explica muchas cosas…Gracias –dijo con una sonrisa sincera.

-De nada –dije con la cabeza baja.

-Yo…bueno, yo solo te puedo ver como…amiga, creo, yo…bueno, eres una gran chica y…-comenzó a decir

-Para, para –dije – no es necesario que digas nada, decía la verdad cuando dije que no te lo decía con alguna pretensión o esperando algo.

-Sí…bueno…

-¿Por qué me dejaste de hablar así como así?-pregunté, tenía curiosidad.

-Yo…me dijeron muchas cosas de ti, Lillian, cosas no muy buenas –dijo con cierta duda en sus ojos.

-¿Puedo saber qué cosas?-pregunté.

-No, será mejor que no las sepas –dijo

-¿Lennon? –asintió- Bueno, lo que sea que te haya dicho, deberías de saber que de seguro eran mentiras, pero no importa, si te las creíste y dejaste que eso te influenciara en tu opinión sobre mí, fue mejor así, que me dejaras de hablar y te alejaras de mí…

-Yo…perdóname-comenzó a decir torpemente.

-No, no tengo nada que perdonarte, Patrick, lo que yo siento o sentía por ti, ya no importa realmente…ya no importa nada de todo esto.

-Lo lamento, en verdad, Lillian, no…-siguió diciendo.

-¿Eres novio de Iris?-pregunté de repente.

-No…salimos un par de veces…pero ya se acabó-dijo

-¿Por qué? –pregunté

-Porque en unos días me voy de aquí –dijo con cierta nostalgia.

-¿Ah sí?

-A mi padre lo han transferido de nuevo y…creo que yo comenzaré con otra carrera…siempre me gustó Derecho –dijo sonriendo débilmente, creo que todo esto, le habría abrumado.

-Oh, bueno…que bien –dije sinceramente – Que te vaya muy bien, Patrick, te deseo lo mejor –dije sonriendo ampliamente como pocas veces había hecho en estas últimas semanas.

-Gracias…por todo, Lillian...me…me tengo que ir –dijo apenado

-Está bien, suerte –dije y entonces me dedicó una sonrisa y se volteó y finalmente, se fue.

Rechazada…

Rechazada por primera vez, tan siquiera la primera vez abiertamente. Pensé que me sentiría mejor después de decirle a Patrick lo que sentía por él, pero no fue así…fue todo lo contrario, me sentía igual de mal o incluso…peor.

Era un dolor muy profundo, muy fuerte, como el que había experimentado aquella noche de mi cumpleaños, cuando supe que a Patrick le gustaba Iris, era muy fuerte, nunca lo había sentido, en una parte de mi corazón que ni siquiera sabía que existía. Sentía que me quemaba por dentro, que me destruiría, que algo se me estaba rompiendo y no podía repararlo, algo que dolía tanto que necesitaba llorar mucho para poder sacar un poco de todo el dolor que tenía. Estaba en la banca de la Universidad, cerca de los autos de los profesores, aunque había un torbellino de emociones dentro de mí, sabía que solo algunas lágrimas debían de estar cayendo por mis mejillas.

-¿Está bien? –preguntó una voz conocida. Volteé a ver hacía enfrente mío, aún con la neblina que causaban las lágrimas en mis ojos. Era Jonathan Roberts.

-Sí, estoy bien –dije, secándome rápidamente las lágrimas de mis mejillas, algo estúpido de mi parte, si él ya las había visto.

-Creo que debería de saber que las mentiras son malas –dijo con sarcasmo, ahora lo que menos quería era lidiar con él -¿Puedo sentarme? –Negué con la cabeza, pero no me hizo caso y se sentó a mi lado.- Le volveré a preguntar ¿está bien?

-Profesor, creo que tiene cosas más importantes que hacer, que el estar viendo si una de sus alumnas está bien o no ¿no cree?-dije con arrogancia.

-Bueno, cuando están en medio de la Universidad, llorando, creo que es porque es necesario que un profesor vea si su alumno está bien –dijo con un tono que jamás le había oído, un tono…humano.

-lo miré fijamente- Yo…es una tontería, usted sabe…los chicos de mi edad nos ponemos así por cualquier tontería.

-Si me permite, dudo que usted sea una más de esos “chicos”, quiero creer que es por una razón mayor que se ha puesto así.

-Es una tontería, en verdad –dije con gran firmeza.

-Y…¿esa tontería no se llamará James Patrick o sí? –preguntó delicadamente alzando una ceja-

-¿Realmente es tan notorio? –pregunté con cierto enojo.

-río sutilmente, jamás había escuchado su risa – No, pero le recuerdo que estudie Filosofía y que para ello, hay que notar cosas que los demás no, soy observador y me di cuenta de la forma en que usted lo trataba, nada de otro mundo –dijo.

-Bueno, sí, la tontería se llama James Patrick –dije

-Le diré lo que es conocido en todo el mundo, citando a Jane Austen, es una verdad, universalmente conocida que los hombres son unos idiotas y generalmente, suelen lastimar a las pocas mujeres buenas y decentes que quedan en nuestro pobre mundo –dijo Roberts.

-reí débilmente- Quizás tiene razón.

-Oh, créame, tengo razón y mucha –dijo sonriéndome- No se sienta mal por alguien, Arden, y mucho menos por algo como Patrick, no deje que un idiota le borre la sonrisa, eso es lo peor que una mujer puede hacer.

-No deberíamos de estar hablando de esto ¿sabe? –dije divertida.

-Diablos, no, pero aquí estamos, tome –dijo dándome un pañuelo –todo irá bien y créame, encontrará a alguien mejor.

-¿Vio que si eran tonterías de chicos de mi edad? –dije

-De cierta forma, pero aun así…-dijo con su sonrisa, era linda.

-Profesor, ¿impartirá algún curso de verano? –pregunté

-resopló de forma cansada- Sí, tengo que dar uno de esos tontos cursos.

-¿Filosofía II? –pregunté.

-Así es ¿Por qué tanto interés? –preguntó.



-¿Aún es tarde para que me inscriba? –pregunté con cierta expectación, mantenerme ocupada en vacaciones era justo lo que necesitaba, así podría olvidarme de todo esto lo más antes posible.

-resopló de nuevo-No, no es tarde ¿quiere que anote su nombre?

-Por favor-dije con una sonrisa.

-Está bien, la anotaré –dijo

-Gracias –dije – y gracias por hablar conmigo y…eso.

-Ah, ha sido mi buena acción de todo el año –dijo sonriendo- Vaya, embriáguese hasta perder la conciencia, cuando yo salía de vacaciones, era lo que yo y mis compañeros hacíamos y usted debería de hacerlo con mayor razón, no hay nada mejor que mucho alcohol para curarse del amor y además, solo tiene una semana de vacaciones, con los cursos que ha decidido tomar, en verdad, embriáguese como nunca –dijo

-reí- No son consejos muy aptos para que de un profesor ¿no cree? –dije

-río- Digamos que por estos pocos minutos he dejado de ser su profesor y solo soy un extraño que encontró en la Universidad, le dijo una verdad universal y le recomendó que se vaya a embriagar.

-reí- Gracias, profesor Roberts.

-sonrío- De nada, Señorita Arden, de nada.

Y así, me fui de aquel lugar…era gracioso, jamás había hablado tanto con Roberts y jamás se había mostrado tan accesible y…humano, podría decir que hasta parecía agradable, bah…quizás había sido un acto de lástima. Fuere lo que fuere, me había gustado…mucho.

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Después de toda la conversación con Roberts, comencé a sentirme igual que cuando estaba en aquella banca…necesitaba irme, caminar…no sé como pero llegué al departamento de Stuart. ¿Era un error ir a verlo ahora? Quizás…pero hacía semanas, que para mí eran años, que no lo veía.

-¿Sí? ¡Hola, Lily!-dijo Rod en cuanto me vio.

-Hola, Rod, ¿está Stu? –pregunté

-Sí, está arriba.

-¿Esta solo? –pregunté, no quería ver a Lennon ni a nadie-

-Sí…¿estás bien?

-¿Puedo pasar a verlo? –pregunté

-Por supuesto.

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-¿Quién era, Rod? –Preguntó Stu-

-Hola, Stu-dije cuando estuve enfrente de él-

-Lily…¿Qué haces aquí? –preguntó confundido-

-Solo venía a verte porque…porque…-mierda, mierda, mierda, las lágrimas volvían a invadir mis ojos y mi garganta se cerraba…-te he echado mucho de menos.

-Lily…¿estás bien?-dijo acercándose de mí, no resistí y decidí ir y refugiarme en un abrazo con él, porque me sentía perdida, tenía tanto dolor dentro de mí y la única persona con la que podía sacar todo aquello, estaba enfadada conmigo porque había sido una tonta, después le pediría disculpas, por ahora solo quería llorar y llorar mucho.

Stu no me despreció, al contrario, me abrazó fuerte, muy fuerte y dejo que como siempre, le emparará su camisa con mis lágrimas, no me preguntaba nada, solo dejaba que dejara sacar todo…absolutamente todo.

Nunca podría expresar con palabras ni con acciones que tanto amor tenía yo por este hombre.

Y el gran dolor que sentía, que era innombrable, innombrable.

Parecía que mataba.



“Porque el amor cuando no muere, mata
Porque amores que matan, nunca mueren”




[1] Y morirme contigo, si te matas – Joaquín Sabina, cantautor español.

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¡Hola! ¿Me extrañaban? He regresado con un nuevo capítulo, aún sigo adaptándome a los cambios que mi decisión de estudiar en otro estado, están conllevando...hay veces en que realmente deseo regresar a mi casa y otros días en donde me siento muy bien, no ayuda mucho que mi salón esté lleno de estúpidos...pero bueno, ¿que más puedo hacer, cierto? Espero y les guste el capítulo, sinceramente...es lo mejor que puedo hacer. Cuídense mucho.