jueves, 21 de marzo de 2013

Capítulo 18: Conversaciones



-¿Ya estás un poco mejor?-dijo Stuart en cuanto entramos a mi casa. Sonaba raro…”MI casa”.

-Si…supongo que sí-dije con la mirada perdida…le estaba mintiendo a la única persona a la cual no debería mentirle y ya casi estaba escuchando su sermón.-

-No me mientas, Lillian-Ah, mierda, era más rápido de lo que cualquiera se imaginara.-

-No te estoy mintiendo, Stuart, en verdad-dije tratando de parecer lo más convincente posible.-

-¿En verdad quieres hacer esto más largo?-dijo mientras alzaba una ceja y me miraba fijamente. Tenía tristeza, miedo e ira mezclados…una muy mala combinación.-

-No sé qué es lo que quieres, Stuart-comencé a decir con una actitud agresiva.-

-Simplemente quiero que me digas lo que realmente quieres-dijo

-¿Para qué? ¿Qué harás al respecto? ¡No puedes hacer nada! Entonces no sé porque te empeñas en hacerme hablar ¿Quieres saber cómo me siento? Siento que todo a mi alrededor se está desboronando lentamente, que estoy perdida y no sé a dónde ir. Que estoy sola ¡Así es como me siento! ¿Qué harás? ¿Sentarte a mi lado, darme palmadas en la espalda y decirme que me comprendes? ¡Por favor, Stu! –dije sentándome en el sofá más cercano, tratando de que las lágrimas no se me escaparan. Solo fue cuestión de minutos de que sintiera a Stuart a mi lado…le podía decir de una y mil maneras y jamás se enfadaría conmigo, nunca se iría, a veces me costaba trabajo el asimilar porque lo hacía…nadie debía de soportarme, pero Stuart era el único que lo hacía…era la única persona a la cuál podía acudir…-¿Qué pretendes lograr con todo esto, Stu? –dije dejando que la primera de las lágrimas se me escaparan.-

-Que te desahogues-dijo en un susurro. Bien…ya había tenido un momento reflexivo antes, ahora lo estaba volviendo a tener, pero ahora tenía compañía.-

-¿Tengo miedo, sabes?-dije refugiándome en su pecho.-

-Lo que no quieres entender…es que todos tenemos miedo-dijo mientras acariciaba mi cabello. Lo hacía siempre, desde que teníamos ocho años.-

-No, Stuart, esto es totalmente diferente…mi tía se ha ido, mi madre se ha ido…todos parecen irse y abandonarme-dije tratando de que las lágrimas me dejaran hablar.-

-Lily, ¿Yo estoy aquí, si? Yo no me he ido, y no me iré…aunque así lo quieras, aquí estaré y te apoyaré y protegeré y eso, te lo puedo jurar-dijo tomando mi mano de la manera mas dulce que alguien se hubiera podido imaginar.-

-¿Lo prometes?-dije con la mirada cristalizada con millares de lágrimas.-

-Por supuesto que sí-dijo secando una de mis lágrimas con la yema de su dedo, mirándome tiernamente, finalmente, fundiéndome en un abrazo, el más sincero de todos…el de un amigo.-

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-¿Estas mejor?-dijo Stuart a la mañana siguiente, había venido para desayunar juntos.-

-Sí, así es…gracias-dije dándole una sonrisa, no había sonreído desde hacía ya varios días.-

-No seas tonta ¿Qué tienes para comer? Muero de hambre-dijo sonriendo.-

-Tengo cereal…cereal y…cereal.-

-Hm, ¿Cereal? Bueno…-dijo yendo hacía la alacena y sacando una pequeña taza.- ¿Ya fuiste a reinscribirte?

-¡Mierda! sabía que algo se me estaba olvidando, gracias por acordármelo-dije riendo.-

-¿No te emociona volver a la escuela?-dijo con un tono sarcástico, que no sabía si enojarme o reírme.-

-¿Estas bromeando, verdad? Es una mierda regresar a ese lugar.-

-Tendrás que regresar…durante cuatro años más –río.-

-Cállate y ni me lo recuerdes-dije fingiendo enojo.- Ahora, cállate, que quiero desayunar tranquilamente

-Oh, perdóneme, noble señorita.-

-Tonto-dije sonriendo.-

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Eran las cuatro de la tarde, y se aproximaba la hora en que tendría que ir a reinscribirme a la morgue, digo, universidad…estaba leyendo Orgullo y Prejuicio, pues parecía que llovería y me encantaba leer el capítulo treinta y cuatro, cuando llovía…así es, el capítulo en que finalmente Fitzwilliam Darcy declara su amor por Lizzy y esta lo rechaza…es la mejor puta literatura que puede haber.

-Hace mucho tiempo que he venido luchando, pero todo ha sido en vano y ya no quiero seguirlo haciendo, pues me resulta imposible contener mis sentimientos. Permítame manifestarle cuan ardientemente la admiro…y la amo.

Era la mejor parte del dialogo y…sonó el timbre. ¿Quién puta madre podía osar el interrumpirme cuando estaba leyendo a Austen?

Me pare de mala gana del sillón en donde me encontraba, y fui a abrir la puerta, si era Stuart, juro que le diría miles de groserías…

-Hola-dijo la siempre tímida Grace.-

-Oh, Hola, Grace-dije cambiando mi rostro enfadado por una sonrisa.-

-Mi madre te manda esto-dijo dándome un recipiente, que parecía tener una especie de tarta dentro.-

-Oh, muchas gracias, dile que se lo agradezco-dije sin dejar de sonreír.-

-Bueno, me tengo que…-comenzó a decir pero se vio interrumpida, no dejaba de ver un artículo dentro de mi casa.-

-¿Qué sucede?-dije alzando una ceja.-

-¿Te gusta Jane Austen?-dijo con un singular brillo en sus ojos.-

-Oh –reí- por supuesto que sí ¿a ti también?

-¡Por supuesto, la amo!-dijo muy animada.-

-reí-Ven, pasa, ¿quieres un pedazo de lo que tu mamá mando?-dije sin perder la sonrisa.-

-río por lo bajo-Bueno…está bien.-

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-¡Ese también es mi capítulo favorito!-dije riendo.-

-Caroline Bingley es una estúpida zorra-dijo Grace con el mas sincero odio.-

-¿Sabes? Jamás conocí a alguien que pensará igual que yo respecto a esa perra.-

-río-Odio como se le resbala a Darcy y cómo se comporta con Jane, es una verdadera puta.-

-Otra perra, sin duda, es Lady Catherine de Bourgh

-Oh, si, ¡La odio! Por ella, casi no se da la relación entre Lizzy y Darcy.

-reí-Así es pero bueno… no importa, todos son personajes y todos ayudaron a crear un maravilloso libro-dije-

-Así es-dijo Grace terminando de comer su pedazo de tarta.-

-Oh, Grace, lamento dejarte, pero ya es tarde y tengo que ir a reinscribirme a la Universidad.

-Yo igual voy para allá…-dijo con un ligero sonrojo en sus mejillas.-

-¿Quieres que vayamos juntas?-dije alzando una ceja con una ligera sonrisa.-

-Claro-dijo ella devolviéndome la sonrisa.-

Durante todo el trayecto de nuestras casas, hacía la universidad, casi no hablamos, excepto para unos cuantos comentarios sin relevancia, acerca de música, literatura y arte.

-¿Qué es lo que más te gusta en este mundo?-pregunto de repente, con un entusiasmo que se podía reflejar en sus ojos, un entusiasmo que pocas veces había podido ver en una persona.

-Supongo que leer y observar a la gente…me fascina el ser humano-dije un tanto avergonzada por una respuesta tan marica.-

-¿En verdad?-dijo con los ojos muy abiertos.-

-Así es…¿Tu no crees que el ser humano es maravilloso?-dije alzando una ceja.-

-Por algo estudio Filosofía…claro que es maravilloso-dijo sonriéndome, vaya, esta chica cada vez me caía mejor.-

-Hemos llegado-dije mientras se dibujaba una sonrisa en mi rostro por poder encontrar alguien que parecía ser muy especial…alguien diferente…

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-¿Qué otros autores has leído?-pregunto de la nada Grace mientras íbamos de regreso a nuestras casas-

-Shakespeare, Brönte, Joyce, Alcott y algunos otros cuyos nombres no recuerdo-dije riendo.-

-¿Te gusta la poesía?-pregunto un poco cohibida.-

-No…Me encanta-dije sonriendo ampliamente y ella solo se limitó a devolverme una sonrisa igual de ancha.

-Bueno, Lily…-comenzó a decir.- fue un placer el haber tenido esta pequeña charla contigo, me has distraído un poco de la mierda de mi casa –río, pero de una forma seca, de una forma en que ríe una persona que está pasando por un momento tan malo, que reírse, aunque sea de manera seca, es lo único que puede hacer para no caer en la más profunda depresión.-

-¿Está todo bien?-pregunte tímidamente, es decir, no conocía realmente bien a Grace, solo había sostenido un par de charlas con ella, nada realmente muy profundo, pero tampoco es que se necesiten años para poder conocer a alguien realmente bien, a veces, con solo estar un rato en su compañía, puedes saber hasta que están pensando, hasta que les cruza por la mente, sus gustos, sus sueños, sus expectativas, no con todos, pero si con algunos, alguna gente especial.

-Sí-dijo cortada y secamente, evitando el tema. No la culpaba…¿Realmente alguien quería ponerse a hablar de sus problemas con una extraña? No lo creo.

-Oh, bueno, si algún día necesitas algo, puedes contar conmigo-dije de una forma amable y sobretodo, honesta. Cuando le ofrecía a alguien mi ayuda, lo decía desde lo más profundo de mi corazón, si es que algún día llegue a tener uno.

-No es bueno el estar aburriendo a la gente con tus problemas-dijo de repente, vaya, realmente éramos muy similares en ciertos aspectos.

-No me aburrirías, eso jamás-dije tratando de hacerla sentirse comprendida.-

-Solo que a veces, me siento tan ajena a todo esto, a la escuela, a mi familia y a todo en general, no lo sé…son estupideces mías-dijo.-

-Creo que te logro entender un poco ¿Vas mejor con tus padres?-pregunte tratando de que no se sintiera interrogada o juzgada solo…solo quería ayudarla si es que necesitaba ayuda.

-Bueno, no me dejan de tachar de loca y esas cosas, a veces pienso que el problema soy yo, o quizás solo soy demasiado icomprendida.

-Todos lo somos-dije en un susurro.

-Quizá-dijo igual, en un susurro. – Nos vemos pronto, Lily –dijo mientras se alejaba y daba unos paso hacía su casa…vaya chica, sí que era todo un personaje.

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Pasaron unos días más, hasta que llego el día en que debía de volver a clases, era algo bueno, había estado conversando un poco más y más con Grace, tanto que ahora nos iríamos juntas hacía la Universidad. No quiero decir que el recuerdo de Anna todavía no me perseguía, lo hacía, pero era en las noches en donde un hueco en mi pecho se formaba y no me dejaba respirar y solo podía llorar, si no hubiera tenido las atenciones de Stuart durante todo ese tiempo, quizá me hubiera muerto ya hace mucho tiempo.

En el transcurso del primer día del segundo semestre, todo paso de una forma muy normal, algunos compañeros se acercaron a darme el pésame por lo que había sucedido con mi tía y yo solo me limitaba a darles un tímido “Gracias” y esperando que esa tortura terminase rápido, no me gustaba que la gente me tuviera lástima. Todo iba bien hasta que llego la última clase del día.

La materia era Filosofía, así de sencillo, Filosofía aplicada a la Psicología claro está, ya que se relacionaban mucho.

-Buenas tardes-dijo aquel hombre. Era un chico, no rebasaba más allá de los veinticinco años, era alto, y de complexión apuesta, era esbelto, tenía cabello café y ojos azules, iba vestido de una forma que revelaba su edad, no quiero decir que fuera casual, iba formal pero con un aire moderno. Inmediatamente note que más de una de mis compañeras lanzo un suspiro en cuanto lo vio, era cierto, el tipo era apuesto.- Mi nombre es Jonathan Roberts, y este semestre, seré su profesor de Filosofía.

Ese día, fue la primera vez que vi a Jonathan Roberts. Comenzó a hablar de un tema muy común y para empezar la materia, la clásica pregunta de “¿Para qué estamos aquí?” y Entonces note que el tipo no solo tenía apariencia, hablaba de una forma muy elocuente, nos dimos cuenta de que sabía de lo que hablaba y tenía una percepción un tanto curiosa sobre el mundo y su origen.

Solo escuche un poco de su plática, había algo en él que me llamaba muchísimo la atención.

-Todos ustedes tienen una razón de ser ¿Cuál es aquella razón? ESO quiero que se pregunten.

Al momento de terminar su clase, más de una de mis compañeras se levantó rápidamente a conseguir hablar con él, tan siquiera por unos minutos, esto solo revelaba una actitud que duraría durante todo el semestre: TODAS yendo a buscar a Roberts, algo me decía que no solo era la sensación en la facultad, era la sensación en la escuela, no creo que antes hayan tenido a un profesor tan joven y apuesto y sobre todo, que causara gran poder en las chicas.

Cuando guardaba mis cosas, para retirarme, pude ver en un momento fugaz, como Victoria Thompson comenzaba a coquetearle de una forma muy descarada, no me sorprendía de Victoria, ella era muy bonita y linda en su forma de ser, lo que me dio mucha gracia fue la mueca que Roberts dibujo en su rostro, y eso solo supondría su actitud para con todas…se veía que le hartaba que una casi, manada de adolescentes lo siguieran y lo quisieran conquistar cuando parecían no saber muy bien la ética de un profesor.

Vaya, ¿No le gustaban las putas?

El tipo me agradaba.

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-¡Hola, Lily!-dijo Stuart inmediatamente cuando salí de la Universidad, afuera, mientras esperaba a Grace.

-Hola, bola de pelos-dije sonriendo.-

-¿Cómo te ha ido?-dijo mientras le daba otra calada a su cigarrillo.-

-Bien, tendremos a los mismos putos profesores que nos harán la vida miserable, pero bueno…¡Ah! Tenemos uno nuevo, es de Filosofía y se llama Jonathan-dije

-Me alegro - dijo mientras sonreía de nuevo y notaba que había alguien detrás de él, justo detrás.

-¿Disculpa?-dije de forma educada y amable.

-Ah, perdón, mira Lily, este es James Patrick-dijo Stu de repente, ah, claro, aquel chico había estado en mi salón todo este tiempo y no lo había notado.

-Hola-dije sonriendo tímidamente.-Yo soy Lillian.

-Hola-dijo el dibujando una gran sonrisa.- Mucho gusto.

-Al parecer Patrick está en tu clase-dijo Stu casualmente.-

-Sí, solo que ningún profesor lo obligó a presentarse –reí-

-río- me alegro que así haya sido, odio esas estupideces.

-¿De dónde vienes?-pregunte.-

-De Winchester, mis papás se mudaron este invierno.

-Oh, vaya, espero y la escuela y la ciudad te guste-dije siendo más amable de lo normal.

-sonrío-Si, ya lo creo que sí, ¿Tú también llevas viviendo toda tu vida aquí, como Stu?

-No, bueno, viví aquí una parte de mi infancia y después me fui a Surrey y ahora he regresado.

-Oh, ya veo-dijo mientras jugaba con una armónica que traía en sus manos.-Bueno, me tengo que ir, nos vemos Stu y hasta luego…Lillian-dijo repasando mi nombre en su cabeza.-

-Hasta luego-dijimos los dos al unísono y brindándole una sonrisa amable.

-¿De dónde lo conoces?-le pregunte a Stu en cuanto el chico se había ido.-

-John me lo presento, Shotton y él lo conocieron en la tienda de música, al parecer, también toca la guitarra y es su pasión.

-Oh, parece agradable-dije solo sonriendo, quién diría que aquella tarde habría conocido a dos personas que cambiarían mi vida para siempre.

James Patrick y Jonathan Roberts.

Nadie tenía previsto, lo que estaba por venir.

Ni siquiera yo.

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Hola! ¿como están? hahaha creo que ya paso mas de un mes desde que di la noticia de que no seguiría el fanfic, bueno, dígamos que vi muchas reacciones de su parte y pues realmente lo iba a dejar hasta que pues, me anime a continuarlo porque creo que puedo darle una muy buena historia a Lillian, y bueno....tengo material para inspiración, digamos que estos meses, han sido de lo mas extraños en mi vida, alguna de por aquí ya le habré dicho por que, les diré que pues se pone bueno, yo creo, la aparición de estos dos nuevos personajes, que creo que les gustará, habrán algunos cambios en los personajes por situaciones personales de fuerza mayor, pero bueno, espero que todas estén bien, me siento muy rara aquí en el mundo de los fanfics de nuevo, tiene tiempo que no abría Blogger y bueno, este capítulo, espero no les parezca una vil mierda, me tardé casi un mes en hacerlo, por la falta de inspiración/tiempo/motivación, una mierda, pero es lo mejor que puedo darles para que vean que aún sigo viva. Bueno, cuídense mucho y nos veremos, esperemos que sea pronto c: